Un innovador proyecto buscará que el CO2, generado en la fermentación del vino, sea usado como insumo en el cultivo de Spirulina, una microalga de alto contenido nutricional. El objetivo es generar no sólo una nueva alternativa de negocio para la industria vitivinícola, sino que también reducir la huella de carbono de su oferta, agregándole mayor valor.
La iniciativa, denominada “Producción de Spirulina (Arthrospiraplatensis) para el mercado alimentario con captura de CO2 proveniente de la fermentación del vino”, es desarrollada por la empresa Aeon Biogroup y cofinanciada por el Ministerio de Agricultura, a través de la Fundación para la Innovación Agraria (FIA). También participan la viña Miguel Torres y Aquasolar Microalgas.
“Esto es algo único en el mundo de la industria de las microalgas, y permitirá obtener, por ejemplo, tabletas y barras de cereal enriquecidas con Spirulina para consumo humano, los que podrían comercializarse tanto en Chile como en el exterior, además de capturar el CO2 que emite Viña Miguel Torres debido al proceso de fermentación de la uva”, explica el coordinador del proyecto, Luis Ignacio Merino.
Además, se prevé producir hojuelas de Spirulina, para el mercado de alimentos para animales domésticos, acuicultura y avicultura.
La Spirulina destaca por su alto contenido de proteína, antioxidantes (Betacaroteno, Clorofila, Ficocianina), minerales (Magnesio, Fósforo, Calcio, Zinc y Hierro), vitaminas (D, B2, A, B12 y B1) y ácidos grasos (Omega 3 y 6). Su consumo es recomendado para cualquier persona que desee alimentarse bien y en forma natural, especialmente deportistas, vegetarianos, niños, adultos mayores, embarazadas y es apta para Celíacos.
Merino añade que, a nivel nacional, ya se venden algunos productos en base a la microalga, pero que la idea es contar con producción local de alta calidad para ampliar horizontes de exportación y desarrollo.
Junto con ello, la iniciativa generará otras externalidades positivas para la industria del vino. “El CO2 es un subproducto de la vinificación que actualmente es desechado y no tiene valor para la industria vitivinícola. El proyecto permitirá darle valor al gas al convertirlo en un insumo para el cultivo de microalgas. De este modo, la empresa reducirá sus emisiones de CO2 y su huella de carbono, abaratando y mejorando la eficiencia del cultivo de Spirulina”, explica el ejecutivo de innovación de FIA y supervisor del proyecto, Tomás García Huidobro.
Huella de carbono
En el ámbito medioambiental, el gas generado en el proceso de fermentación, permitiría la reducción de la huella de carbono, de la viña que implemente el proceso, y la industria en su conjunto podría contar con una metodología para agregarle mayor valor a sus productos y entrar en mercados ambientalmente más exigentes.
En el 2011, las exportaciones de vino chilenas sumaron US$1.690 millones, con un incremento de casi 9% respecto del período anterior.
El plan de trabajo del proyecto —que se inició el último trimestre del 2011— contempla este año terminar las pruebas en laboratorio del análisis del gas de fermentación del vino, y su efecto en las cepas de Spirulina.
Para esto se realizarán las primeras capturas del gas de fermentación de la vendimia 2012, instalando un equipo de captura, depuración y compresión del gas para ser envasado. Este gas se utilizará para probar en laboratorio el efecto que tiene sobre el crecimiento de las microalgas, en comparación con el CO2 industrial.
Basados en esta experiencia, se efectuarán mejoras al sistema de captura del gas y también al sistema de inyección de éste en los cultivos, para mejorar los rendimientos y preparar la vendimia 2013 de Viña Miguel Torres.
Paralelamente, Aquasolar Microalgas desarrollará actividades de difusión para dar a conocer los productos de microalgas, especialmente de Spirulina, y cómo ésta puede contribuir a mejorar la salud de las personas y del planeta, a través de la reducción de la huella de carbono.