La Universidad Católica del Maule (UCM) realiza el Programa de Educación de Talentos Académicos Semilla, orientado a que niños y jóvenes de sexto básico a cuarto medio que son talentos académicos de la región, para que puedan desarrollar sus altas capacidades intelectuales a través de cursos y talleres que se imparten los días viernes y sábados.
Tal como sucede todos los años, quienes egresan del colegio y por ende del programa, son reconocidos por la UCM.
Orgullosos de ser parte del programa y soñando con un futuro promisorio, estos 31 jóvenes que egresaron este 2023, fueron testigos de que, gracias a su constancia, sacrificio, sumado al talento, hoy se abren puertas que al comienzo de esta etapa se veían lejanas, ya que concluida su etapa escolar, haciendo alusión al nombre del programa, ya muestran sus primeros frutos, accediendo en su mayoría a la educación superior.
Un premio a su constancia y a su atrevimiento por desarrollar sus talentos. Por eso la casa de estudios, no quiso dejar pasar la oportunidad para reconocer este esfuerzo que hicieron desde sexto básico.
En la instancia la académica de la Facultad de Ciencias de la Educación y Secretaria General de la institución, la Dra. Myriam Díaz Yáñez, valoró todo lo que han avanzado estos jóvenes. “A lo largo de este programa, hemos sido testigos del increíble crecimiento y logros de estos jóvenes talentos. No se trata sólo de adquirir conocimientos, sino de fomentar la creatividad y el desempeño excepcional en todas las áreas del conocimiento. Como Universidad Católica del Maule, hemos buscado desafiar sus mentes, inspirar su curiosidad y cultivar un amor duradero por el aprendizaje”.
“En nuestras aulas, hemos visto cómo estos niños y jóvenes han explorado ideas, planteado preguntas desafiantes y resuelto problemas complejos. Han demostrado que no hay límites para lo que pueden lograr cuando se les brinda el ambiente y el estímulo adecuados. Hoy, celebramos no solo lo que han aprendido, sino también el proceso de convertirse en pensadores críticos y creativos”, reforzó luego la Dra. Díaz Yáñez.
Palabras que el director del programa el Dr. Alejandro Villalobos, complementó señalando que “haber visto a estos chicos y chicas por 7 años venir a la UCM los viernes y sábados nos hace estar felices, más aun cuando la gran mayoría de ellos por el afecto y confianza con la institución continúan en diferentes carreras de pregrado con nosotros (…) nuestros egresados son un valioso aporte al desarrollo humano de la región, por lo que para nuestra casa de estudios nos llena de orgullo que estos estudiantes con altas capacidades se han formado con nosotros desde la infancia y continúen en la UCM en su etapa juvenil”.
En la ceremonia estuvo presente el Jefe Oficina BCI, Talca, Fernando Burgos, cuya institución financia en parte este proyecto. Como explica la Gestora de Ciudadanía Corporativa BCI, Marcela Bustamante, la donación de BCI responde al compromiso que tienen ambas instituciones con trabajar junto a la comunidad.
“Nos gustó mucho el proyecto cuando lo conocimos porque conecta mucho los propósitos del Banco y de la Universidad, en el fondo el para qué hacemos esto. Nos conectamos porque el Banco se focaliza en estudiantes de edad escolar y la Universidad tiene esta vinculación con el medio, eso nos gusta mucho y trabaja con la comunidad”, sostuvo.
Experiencia hermosa
Ya terminado todo el proceso, Matías Mardones Torres, alumno que desde sexto básico perteneció al Programa de Educación de Talentos Académicos Semilla, en su discurso, agradeció lo vivido durante todos estos años en la Universidad.
“Hoy se concreta el cierre de un ciclo sumamente importante para nosotros, y es que egresan los frutos, resultado de la semilla que se plantó hace ya muchos años cuando unos niños muy pequeños llegaban a esta universidad a empezar un camino nuevo y desconocido para todos nosotros, sin idea de que en el futuro nos esperaba una experiencia hermosa maravillosa, e inolvidable”, expuso.
“Y cómo no iba a serlo, sabiendo que cada fin de semana nos esperaba el conocimiento y experiencia de cada curso de nuestros coach, la duda de saber qué grupo iba a ganar la feria de aprendizaje al final de cada semestre, y por sobre todo eso, saber que nos dirigíamos cada día a un espacio seguro donde pudimos encontrar lo que eventualmente se transformó en una segunda familia para muchos nosotros”, finalizó Matías.